CALIGRAFÍA ÍNTIMA EN LA POESÍA DE ODALYS INTERIÁN, VIAJE A SU GEOGRAFÍA ONÍRICA. André Cruchaga, Barataria, El Salvador, 2022
CALIGRAFÍA ÍNTIMA EN LA POESÍA DE ODALYS INTERIÁN, VIAJE A SU GEOGRAFÍA ONÍRICA.
André Cruchaga,
Barataria, El Salvador, 2022.
La
palabra del alma es la memoria.
LUIS ROSALES
Aquí
nadie pregunta por la historia.
Los
días se suceden impertérritos.
Una
piedra tras otra, luego el muro,
y
luego la ciudad que salta
más
allá de los funestos barrotes.
Amortajadas,
las tardes se suceden
y
aquí nadie pregunta
OSMANY ODUARDO GUERRA
«Hablar de un poeta —expresa Elizabeth
Azcona Cromwell, en torno a Poemas completos de Dylan Thomas—, es tan sólo poner de manifiesto lo que tal
poeta dice de sí mismo. Es tratar de expresar cómo la vida se nombra en él. La
dificultad consiste en descubrir tras los gestos de lo cotidiano, las máscaras
de sus ceremonias ignoradas; tras los miedos, el goce, la mirada, el fracaso o
el exceso, reconocer su rasgo esencial, su palabra primaria, la caligrafía
íntima de su propia contemplación.» Hablamos, entonces, de una poesía
sustancialmente lírica, ateniéndonos a la muy atinada y clara definición que
nos da Cioran: una fuerza que surge de lo más hondo del ser, «del centro
sustancial de la subjetividad». Es según sus palabras «la prueba de una gran profundidad
interior». La poesía en algún punto se convierte en sospecha de algo, en
vértigo, la metáfora que nos salva de las realidades y los tiempos, así lo
expresa la poeta: «Me quedé en la sospecha/ en el vértigo de la llama/ de esa
lluvia que fluye horizontal y benévola.» Un poema es la unión de muchos pedazos
de vida, y a veces la destrucción de la sintaxis, como proponía Marinetti. Algo
en lo que coincido plenamente.
En
la creación poética de las mujeres cubanas se observan regularidades y rupturas
que han hecho del proceso de la escritura un acto de continuidad, donde, a
pesar de las evidentes diferencias formales instituidas por generaciones y
movimientos literarios, es posible definir una noción de cubanidad y a la vez
de feminidad que funden, sin que sean necesariamente visibles, las raíces de la
identidad con las de la espiritualidad femenina. El hilo conductor se mantiene
invariable en autoras de diferentes estilos o etapas y en las que el pasado y
el presente históricos, la pasión, la nostalgia, la política, y sobre todo, sus
vivencias humanizadas en cada realidad, resultan la génesis de temáticas
comunes que apuntan hacia el doble reconocimiento de quiénes son como mujeres y
escritoras americanas. (Álvarez Amargós, Michelle María., et al. (2014) Si bien prevalecen muchas de estas
características, también es cierto que existe un desarraigo más acentuado en
las poéticas del exilio: el pasado, el presente y el futuro no son momentos
diferentes, sino que se encuentran como éxtasis (salidas de sí mismo)
esencialmente entrelazados, pero con un dejo de añoranza, desgarramiento,
desarraigo, a veces de impotencia dado
que la poesía, insondable e inasible, solo nos expresa la condición del ser
desde el yo poético. «El yo poético es el mediador del poeta, pues a través de
éste, manifiesta sus sentimientos, deseos, sueños, razones y experiencias; es
la voz a través de la cual los pensamientos del escritor o escritora adquieren
sentido. El yo poético dialoga, propone, sugiere y seduce a lectoras y
lectores.»
Este dolor no es aire está en su espasmo en su garra y metal golpea. Pero las palabras jamás se ponen de
rodilla. Sería más fácil pasar la muerte por el ojo de la aguja el óxido sufriente del dolor que despoblarlas de su preñez sagrada y luminosa. Sería mejor una sola tumba como
un gran trapecio. Si
no saltas te pudres como el mar. Del
libro: «Bienaventurado el odio con que me odiarán» |
En poesía como en cualquier otro
texto literario, existe la posibilidad y necesidad de reintegrar lo
extralingüístico, es decir, que excede o supera el ámbito de lo lingüístico,
que comunica por un medio diferente al lenguaje hablado o escrito. Ya veremos
cómo a partir del ejemplo de los
deícticos, que en ciertos casos es imposible describir adecuadamente los
comportamientos verbales sin tomar en cuenta su contexto no verbal. Dicho más
generalmente, no se puede estudiar el sentido sin considerar su correlato, el
referente; no se puede analizar la competencia lingüística dejando de lado la
competencia ideológica sobre la que se articula; no se puede describir un
mensaje sin tener en cuenta el contexto en el que se inserta y los efectos que
pretende obtener. La voz adoptada por
Odalys Interián, es la que le toca a los miles de personas del exilio que viven
en carne y hueso otro mundo. De ahí el
llamado casi imperativo de la poeta, el clamor: «Que nadie hable de un país»,
de su país cundo se carece de la vivencia cotidiana.
Que nadie
hable de un país, si no ha
visto su entraña íntima el hambre a
raudales el germen
totémico y crepuscular de la
tristeza alzándose la grotesca
irrealidad de la memoria en sus
viejas simulaciones. Porque un
país puede ser un abismo crecer en ese
aire silencioso y amargo de las
despedidas… |
Siempre y después de
la oscuridad fulge el nuevo día la inconmovible
sorpresa de la luz los álamos abiertos a
la frescura milenaria de la vida. Siempre el árbol contra un cielo
emboscado y el pájaro y la vigilia y la nochecita que
venía alzándose junto al pote de
escarabajos y el aire limpio de
la infancia. Las manos que regaron
la semilla de la muerte la aurora total del
mundo. El ruido de las manos
y las voces. La palabra ofrecida en su honda matriz de
lluvia renovada. Un sol madurando
lentamente en el lenguaje poesía y silencio. La casa es la estación
más larga. La tarde que termina es una hoja de lila al revés. Y nosotras Emily – somos los Pájaros –
que se quedan que siempre se
quedan. Del libro: «Aunque la
higuera no florezca» |
En el terceto anterior
podemos constatar: luz-sombra, muerte-vida . Los fenómenos
literarios y síquicos— se
fundamentan en el lenguaje, en el lugar que ocupan en el proceso psicoanalítico
los sueños y fantasmas también considerados como materia prima de la
literatura. Jean Bellemin Noël (1978). En razón de esto, «El poeta sería a este
respecto un soñador y sus poemas —de los que una lectura psicoanalítica podría
destacar el llamado “mito personal” o fantasma recurrente— pura revelación de su
inconsciente, en la medida en que la combinación y matización de palabras pertenecientes
al habla ordinaria adquieren bajo su pluma la capacidad para apuntar a cosas
imprevisibles, a mundos misteriosos, a la muerte llamada Misteriosa y a lo mistérico,
que engloba todo cuanto escapa al conocimiento del ser humano.» Guy Merlin Nana
Tadoun (1992-2002). Veamos este fragmento, justo como acercamiento al tema que
estamos tratando, aunque no siempre se trate de anulación, sino como renacer:
Aquí estoy halando la
sombra de la muerte. Halando la catástrofe
/el grito de socorro de la ciudad a
orillas del desastre. Hilando con los ojos las brevas maduras
del porvenir. |
El desmoronamiento de los
discursos hegemónicos de la modernidad ha sido uno de los oráculos del fenómeno
postmoderno. La heterogeneidad y la hibridez pasan a ser pilares de esta nueva
era, apoyadas, a su vez, en la fragmentación. La visión unitaria y el afán
abarcador que caracterizan la modernidad se suplantan por el estilo
fragmentario que deviene uno de los rasgos principales citados por los
críticos. Se habla así de un sujeto fragmentario comparándolo con el Hombre
moderno, de discurso fragmentario frente a los discursos totalizadores y los
Grandes Relatos (y las narraciones abarcadoras como en el boom, en el ámbito
hispanoamericano), de «minorías en creciente fragmentación», añade Enrique
Anderson Imbert, y sobre todo de arte fragmentario. Para Alberto J. Pérez lo
postmoderno aparece como un momento de fragmentación y de dispersión de las
tendencias del arte internacional, según Djibril Mbaye, de la Université Cheikh
Anta Diop de Dakar (Senegal). Esta visión retrospectiva sobre el período
aludido es apasionante y, más, si tratamos de cruzarla con la posvanguardia «caracterizada
por la aparición de movimientos de escritores que coincidían en la búsqueda de
la novedad desde una postura radical.
En general, sus
propuestas e inquietudes fueron plasmadas en manifiestos en los que se
planteaba su espíritu de renovación del arte, en un intento de ruptura o
reacción contra las formas tradicionales de la literatura, y procurando la
libertad en los contenidos y en el lenguaje.» Frente a la poesía canonizada, la
poeta sigue otra línea del discurso poético: la ausencia de puntuación, a
menudo, le da otro sentido a la segmentación semántica del verso. «Dado que en su
poemas faltan señales gráficas (la puntuación, excepto el punto) de la
segmentación sintáctica, para nuestra percepción es decisiva la segmentación —y la entonación— versal», es decir, al suprimir la
puntuación la entonación versal se pone «al desnudo» de un modo muy llamativo,
y a la vez se recalca su función estructural. (Bělič, 2000). Ello implica una
lectura signada por la incertidumbre que es una manera de explicar el mundo y
un mecanismo para derribar barreras.
La poesía de Odalys
Interián, al igual que la de Eliseo Diego, guardando las distancias de una y
otra persona, es que tienen un tono personal inconfundible así como una
peculiaridad para abordar los temas diversos de su poesía, aun aquellos que
política e históricamente atañen a la política de su país. Y lo hace de manera
decorosa, sin contaminarlos de consignas. Desde su postura esencialmente lírica
hace referencia a la pérdida de su patria que es, como perder de nuevo la
inocencia, aunque en la poeta la inocencia es perdurable. Los libros de
Interián no se quedan en la convencionalidad, sino que guardan entre sí, la
necesaria unicidad, lo que conlleva a entender su vida, su mundo, emociones,
sentimientos y sentido de realidad. Su voz poética es una voz cristalina,
emocionada y emocionante, con sueños afincados en ese lugar mítico, la memoria.
También hay que destacar que su actitud frente al hecho poético, ideológico y
político, contrasta con aquel grupo de poetas cubanos que se autodenominaron «los
novísimos», entre los que sobresalieron Miguel Barnet y Nancy Morejón, poetas
que proclamaron su adhesión al proceso revolucionario de aquella época, según, Salvador
Bueno, «Apuntes sobre la poesía en la Cuba del siglo XX», en «Con un mismo
fuego, POESÍA CUBANA», Litoral/UNESCO, 1997. En este sentido, el poema que a
continuación transcribo, tiene ese aire revelador del que venimos hablando en
líneas
A media asta Celan
a media asta hoy y siempre
la memoria.
Nos separaron el no del si.
Nos dieron sombra y sombra
sin ningún sentido.
Nos arrullaron en su nana
nos llenaron las arterias de vocales vacías.
Ellos eran la anulación
marcaban con hierro candente
golpeaban y golpeaban
querían que callásemos.
Habrá un final.
Habrá para ellos un final.
Ahora somos un susurro
que crece.
Lo que viene por nosotros
irá devastándolos
hasta su propio exterminio.
Habrá respuesta
habrá para ellos respuestas.
Qué dirán cuando digamos
no tendrán paz.
Cuando rompa el silencio
la sílaba airada de Dios.
Ottmar Ette, de la Universität Potsdam, en su ensayo: “vanguardia, postvanguardia, posmodernidad. Max Aub, Jusep Torres Campalans y la vacunación vanguardista”, plantea que «La fina separación entre la Vanguardia —que pertenece a la Modernidad—, y la Posmodernidad se representa mediante una línea de rotura: la de la existencia o encubrimiento de un metalenguaje. La Posmodernidad —dice Eco— ha tomado conciencia del hecho de que el procedimiento de la destrucción, como lo había practicado la Vanguardia —y al decir esto el novelista y semiótico italiano tenía presente la de los años sesenta, a la que él mismo perteneció—, ya no sirve. Sin embargo, la explicitación de Eco evita irónicamente la separación hecha entre Vanguardia y Postmodernidad gracias precisamente a la existencia de un metadiscurso inseparable que hace que el discurso amoroso se intercale o se transforme en un metadiscurso.» Esto a fin de superar los límites tradicionales como lo hicieron, entre otros, Rimbaud, Lautréamont; implica a su vez, un estado de liberación.
Lo admirable para mí en
la poética de Odalys Interián no está solo en su capacidad de retórica, sino en
la dramática conciencia de la vida, la expresión estética de sus sentimientos;
este estoicismo que la hace peculiar, le ayuda a superar los miedos, la
angustia, la rebeldía y la reconciliación frente al desgarramiento que le
produce su tierra y su gente. De hecho en su libro «Esta es la oscuridad» Ed.
Dos Islas, 2021, expresa respecto a esta obra en particular: «Poesía
intensa, visceral, descarnada. (…) Testimonios de angustia, de situaciones
límites, de nostalgias y mucha imposibilidad.» En otro, «Los que no sueñan más
que con la luz», Ed. Dos Islas, 2022, el escritor Dn. José Hugo
Fernández, (prologuista de esta obra) con atinada enjundia manifiesta: «Por
aquí discurre la muerte en orgánica cohabitación con los efluvios amorosos, de
un modo parecido, aunque no igual, a aquel con que les convocaron a coexistir
los grandes poetas románticos y también los medievales. La diferencia, para el
caso, podría radicar tal vez en el hecho de que tales antecesores abordaban el
amor vinculado, sobre todo, al sufrimiento y a otras tribulaciones, motivo por
el cual la muerte era propuesta generalmente como un desenlace liberador.»
No/yo no me escondo. Yo hablo del innombrable sin sentir vergüenza que puede importarme un pobre mirlo el verdadero gorjeo de un mirlo que agoniza él sólo puede tocar la niebla el silencio en su errática penumbra él solo estará vaciando su nombre sus ojos / sus propios ojos al final del terror. Pero yo amo mi beatitud de bestia en su ronda y rumor en su ternura empujando el verbo en vía crucis contra el tiempo amargo de las revelaciones. Ondeo y ondeo junto a montones de
sílabas quiero estar lejos de la pulsión del gesto hipócrita y no me callo /con mi voz de poeta sigo pariendo un árbol a mitad de la
noche un racimo de astros imperturbables con que golpear la muerte. Me quedé en la sospecha en el vértigo de la llama de esa lluvia que fluye horizontal y
benévola. Miren estoy castrada en el silencio lustrando mis heridas con palabras pegada al polvo como una semilla en su pulido
esplendor y dinamismo. |
La poeta, sin titubeo
alguno, nos introduce en su mundo, una visión de realidad que alberga lo vital,
la condición humana, escruta todo ese territorio para darle sentido a la
realidad visible. Su poesía es un adentrarse a la existencia, sin clichés, en
sintonía con el ideal de su conciencia. La soledad, la dualidad
pasado-presente, el motivo de la muerte, la noche, el tiempo cíclico, las
ruinas, están presentes en su poesía. «La poesía, —como lo apunta Selena Millares Martín, en
La génesis poética de Pablo Neruda, Madrid, 1992— más que tratar sobre la realidad, quiere
ser la realidad, se trata de una poesía orgánica, viva; » es en cierto modo, la dialéctica
de la naturaleza como lucha y sucesión de contrarios, donde la muerte está íntimamente
imbricada con la vida. También implica liberar a la imaginación de los límites
fijados por la lógica y por las leyes del utilitarismo, ya que «tan sólo la
imaginación permite llegar a saber lo que puede llegar a ser» (André Bretón).
Es aquí el punto crucial, desentrañar las entrañas toscas de los grises u
oscuros pasadizos del tiempo. En el resplandor oscuro de la tierra de ganancias
y pérdidas que nos empuja al sueño.
El desarrollo
del poema —expresa José Luis Martínez, en la reseña que escribe del libro:
Tres, dos, uno... jazz, de Luis Artigue, Fundación Jorge Guillen — es otro
aspecto de interés. En determinados poetas, el primer verso está cuajado como
una perla y es como un golpe de aldaba para el lector. Él verso de inicio
parece resumir un mundo, como un precipitado químico que ha resultado de
reacciones íntimas previas (por ejemplo: “Me
he sentado en el centro del bosque a respirar” verso con que Colinas inicia
uno de los poemas de Noche más allá de la noche); no es
así de ordinario en los poemas de Odalys Interián, que suelen comenzar con
versos de talante narrativo para ir contrapunteando el poema con ritmos rápidos
y pausados, desarrollos más o menos extensos con versos fulgurantes o afilados
como estiletes, creando huecos entre los versos o escalonándolos para que se
vea el poema como un cuerpo material también que alterna ritmos y parece
ofrecer una guía de lectura tanto rítmica como semántica; y de igual manera, en
el poema se suceden fragmentos narrativos, reflexivos, evocadores para
terminar, generalmente, con un golpe de efecto que no cierra emocionalmente el
poema, sino que lo deja vibrando, resonando. Valga como ejemplo el poema
titulado «Esto no es un poema»:
ESTO NO ES
UN POEMA es un
fragmento de metralla un hueco de
eternidad labrándose
en el humo en la marcha
final de las palabras. … Grazna como
el pájaro demente a la orilla
del límite gira y gira
/ persiste la poesía es
un pétalo cayendo sobre el
azar contemplativo. Un fragmento
de aire incontaminado un abierto horizonte golpea. Sobre mí su
ojo desmesurado su vigilia
solemne su
antiquísima flor también abierta. La luz que
ofrece sus migajas los viejos
cantos lustrando el polvo donde amanecemos. irá llaga a llaga mostrándose. De: «Pájaro que lleva en su pico la jaula», Ed. Dos Islas, |
Siempre que abordo la poesía cubana, me toca
pensar necesariamente en Vitier, Lezama, Eliseo Diego, García Marruz, porque
entrañan en mi opinión, gozo y prestigio y una lacionalidad de primer orden.
Odalys Interián sigue, ha seguido esa tradición de la palabra, afirma esa
cubanía, aun estando fuera de su tierra patria. Su poesía está nutrida de una
atmósfera mágica y, sobre todo, del deseo de libertad. Y ello se manifiesta en
su aliento y personalidad poética. Encuentro en su poesía un tono más íntimo,
diferente a lo que tradicionalmente conocemos como íntimo, una conciencia
escindida del ser humano sobreviviente o náufrago; el tema de la muerte, a
menudo recurrente como preocupación de existencialidad. Se puede intuir,
inferir y luego extrapolar la noche histórica, el dolor que quema y que va
gastando a un país día a día. A veces no sabemos sus nombres, los muertos que
van naciendo, los muertos que contagian a los vivos.
Estabas mutilada exhibirte querían. Un frasco de formol
para tus ojos un tramo de piel
rota. Querían
deshacerte Ellos en la dispersión de
las palabras solícitos /aligeran el horror. Estoy /estás bienaventurada en los
olvidos y las oscuridades. La flor exuberante de
la muerte se lee en ti. (Fragmento de: «Dónde
pondrá la muerte su mirada.») |
El mundo exterior es vital en su poesía. Éste
nos expresa ese sentimiento de comunión de la poeta con los otros, la intimidad
expresiva, es la conciencia de su tiempo. Encontramos, además unos límites
dispersos, es decir, desdibujados, recurrentes, la cotidianidad como objeto y
sujeto de la esperanza que linda con lo confesional. De hecho, toda poesía lo
es en cierta forma. Pero aún más importante el uso de la memoria personal
reconstruida como fuente de conocimiento de lo vivido. Pero no es una copia,
sino una poetización de su experiencia en su doble condición: mujer y ser
humano sintiente. «Hay recuerdos que quedan en nosotros estacionarios y definitivos»; ellos totalizan la vida y le dan su propia vestidura al cuerpo,
al corpus poético. La vida implica una lucha constante e impulsa a la conquista
de la expresión propia. Algo que la poeta hace, posesa de sus espejos en la
gota que cae, transparente desde la palma a la luz de la liberación. La
supresión de la puntuación en poesía se suele ligar al versolibrismo, a un
intento por destacar el verso como unidad, con independencia de la sintaxis,
como ya apuntaba Gili Gaya (1993): «Hasta tal punto el verso libre desborda la
sintaxis, que con frecuencia los autores prescinden de la puntuación ortográfica,
como indicándonos que en su versículo las unidades de sentido son otras». Y
ello tiene un trasfondo: supone el centrar la atención en el mensaje, que en mi
opinión es lo que cuenta. Y, es, asimismo, un signo de quitarse las esposas.
La palabra que cruza
como una gaviota el ojo frío de la luz
y no se detiene que cruza el fósforo
de esas migraciones el horizonte
transversal del poema y sobrevive a los
diálogos. Palabra sangre como
espigas derramando su noche. Palabra metralla que
reparte los ecos la poesía solidaria. Palabra plegaria
saltando sobre las nubes y los incontables
silencios del lenguaje. Palabras (hilván)
sonando un evangelio /un
largo versículo una nana para despertar a los ángeles. |
Me resulta revelador el verso primero del poema «En mi verso soy libre», de Dulce María Loinaz: «En mi verso soy libre: él es mi mar. » ¿Acaso solo en el verso? El concepto de libertad como temática temporal vertebra parte de la poesía cubana de posrevolución, desplegándose en tres direcciones fundamentales: la intimista o biográfica, muy bien perceptible en la corriente del neo romanticismo; la cívico—política, centrada en los problemas históricos de la sociedad cubana con énfasis, y ejemplarmente representada por la “poesía social”; y finalmente, las poéticas o voces que se fundan desde el exilio, una poesía de inquietud universal o metafísica, que sondea el misterio filosófico del Tiempo histórico como realidad sustantiva donde el sujeto le da sentido real a lo subjetivo. Dicho en otras palabras y cito: «Es a los individuos a los que les ocurren cosas y es en ellos por donde pasa el ocurrir histórico, pero es a los individuos que forman un grupo social y a los que la pertenencia al cuerpo social les afecta intrínsecamente, a los que les afecta el ocurrir de la historia y lo que en la historia ocurre.» El sentido pleno de lo expresado se puede inferir del poema que transcribo a continuación:
PORQUE UNO VIVE ENTENDIENDO EL SILENCIO
las paredes huecas que tiene la luz
esas líneas de tiempo incurable
que nos cercan.
Siempre frente a la turba
y la palabra inservible.
Siempre frente a la rabia
y la oscuridad del otro.
Cállate el miedo
que tu silueta vaya como un náufrago
borrando el sol.
No estrenes tu piedad con el incendiario
con los que ponen un límite
con los que se ocupan en mentir
y disfrazar la vida.
…
Estrena tu infierno
la sed con las que serán sorbidas
todas las realidades.
La lluvia donde será quebrado
el hueso de flexible oscuridad.
Un triángulo del cielo que se abre
para dejar pasar los pájaros de siempre
De: «Flores de Youtan Poluo», Ed. Dos Islas, 2121
Las diversas formas de
estar en la realidad hacen posible la poesía o la literatura en general.
Además, podemos decir que la fuga del tiempo, la precariedad de la vida humana
en determinadas sociedades, el anhelo vehemente de libertad y perduración fuera
de la temporalidad, es decir, la trascendencia de una escritura, el desgarro
emocional de la existencia, la persistencia de algunas experiencias positivas
en medio de la desolación, permiten construir una poesía moralmente
arquetípica. Por cierto que la poesía construye otra realidad, no como réplica,
sino como reflexión con significado y esencia. Así, podemos encontrar en su
poesía las particularidades de una realidad enunciativa, humana, con derecho
legítimo a la rebelión, misma que conlleva un nivel de redención. El arte
poética está condicionada por una zona de lo material, tangible que luego
trasciende a la zona de lo humano, como trozos de realidad intrínseca, es
partir de aquí que la poesía emerge robustecida por cuanto conlleva un sustrato
de reflexión última: el poema. Otro elemento a destacar como es característico
en su poesía, particularmente en el ultraísmo y el surrealismo, las imágenes
están basadas en la superposición de elementos distantes. A partir de este
procedimiento se produce la sinestesia, muy frecuente, fundiendo la dimensión
cromática y la sonora e incluso la humanización como forma de darle vida a la
naturaleza muerta:
Se nos pudrió
la boca
de tanto callarnos
se secaron los ojos de ver tanta mentira.
Siempre el miedo.
Ese delirio de la luz que deja al descubierto
tanta podredumbre.
Como invocar la claridad
con tanto crepúsculo asesinado.
Nos tragábamos las voces
los diálogos.
Era tanta la carencia
que nos abolieron el deseo.
Qué látigo sobrevuela ahora
qué pájaro /el nido de despojos
que acumula el recuerdo.
Ahora muerte créele a la ternura
a este ojo que insiste en florecer
aunque lo corten.
Ahora esperanza
llega con tu caravana de buenas nuevas
y que yo escuche /que yo siga despierta
que la verdad se quede
que vaya acordonándose sobre la vida
con su cerco infinito.
Hay que destacar en esta caligrafía íntima de Odalys Interián, tal como lo expresa Blanco, D. (2009). Vigencia de la semiótica y otros ensayos. Lima: Fondo Editorial de la Universidad de Lima: En el caso del texto literario se introducen a través de la palabra «códigos visuales (formas, colores, espacios…), códigos sonoros (ruidos, melodías, gritos…), códigos táctiles (consistencias, rugosidades, lisuras…), códigos olfativos (olores, perfumes…) y códigos gustativos (sabores diversos). Pero no solo ellos aparecen en el texto literario, sino también códigos más sofisticados y de mayor alcance, como los códigos de los gestos, los códigos del comportamiento ordinario, los códigos emblemáticos (banderas, símbolos, logotipos, monogramas, señales de todo tipo), los códigos del relato y tantos otros». No descarto en su poesía, como necesidad ingente, el dinamismo que la luz supone, la sombra y otros elementos que le dan sentido y armonía a sus textos poéticos.
Desarrópame y déjame en el frío encuéntrame helada y desconocida en ese caos intangible que es la noche. |
A lo dicho antes, podemos
advertir el deseo de no afectación y la búsqueda de lo sustancial, el gusto por
composiciones de verso corto en contraposición al verso largo whitmaniano, el
abandono de la complejidad conceptual. La poesía, dice David Cortés Cabán, «La
poesía siempre traza sus entrañables caminos, lo que un día vimos o no en una
lectura apresurada nos sobrecoge en otra lectura más objetiva sobre lo que
revela un poema. Esa gran poesía que tiene que ver con el ser y la vida, es lo
que permite que nuestro paso por el mundo tenga sentido.» Más aún, no puede haber plena experiencia y
vivencia de sí mismo, sino en la marcha y continuidad de la vida. La poeta con
sus capacidades está en el mundo de dos realidades: la exterior e interior lo
cual le permite ser y estar humanamente en la palabra, no en la simple
transmisión de sentimientos y valores. Este acercamiento a esas dos realidades
le confiere mayor fuerza emotiva y más autenticidad poética. La poeta deja,
desde cierto grado de oniricidad, que las palabras hablen sin ataduras ni
reticencias. Veamos el siguiente texto a modo de ilustrar lo que hemos venido
diciendo:
… en la espiral del deseo sin lámpara en la
estrella que florece contemplativa la estrella
de David en su
surtido polen de maravilla y fe en sus
cifras idóneas escondiendo
el amor la vendimia
exquisita y deslumbradora
de la vida. Escribo esta
es la lucidez este el
hambre que va como
bandera exhibiéndose. Escribo mientras el frío es otra
huella y el corazón reboza de ojos y silencios. El amor que ventaja resarciéndose qué impunidad qué huella malograda en su intemperie qué rosa sí /qué rosa amarga. Aquí cambia
la muerte de rostro. Aquí el día
es un abismo donde todos naufragan. Este dolor
es mucho esta verdad
que pesa como un trueno. Escribo
muerte y muerte es
este fruto rodando sobre el
desamparo que es la vida. De: «Poesía para el único día nuestro,
» 2018. |
Si lo «poético» es lo
«valioso» de la literatura, —tal como señala Pedro Luis Pérez en El Lenguaje
poético después de la estilística. Cuestiones de historia y materia— y este
valor procede de la funcionalidad del «sistema expresivo» del texto, es
evidente que el máximo grado de valor, la cumbre de lo «valioso», corresponde a
la máxima expresividad, lo que lleva consigo la perdurabilidad de la obra. Si
la poesía en su momento evolutivo prescinde del metro y la rima y se opta por
el verso libre, no se abandonan los temas eternos de la poesía como lo son:
vida, amor, naturaleza, muerte, Dios. En este punto está claro que la poesía de
los últimos años, en cualquier país del mundo, no escapa a postulados
simbolistas, mismos que enarbolaron Baudelaire, Lautréamont, Rimbaud, Walt
Whitman y aun Góngora, maestro este último de una renovación que muy pocos ven
en él. Odalys Interián construye un «lenguaje poético» que le es propio y a
través del cual transmite todo lo humano: sentimientos, emociones,
escepticismos, cansancios sin evadir y romper los vínculos con la realidad.
Qué látigo sobrevuela
ahora qué pájaro /el nido
de despojos que acumula el
recuerdo. Ahora muerte créele a
la ternura a este ojo que
insiste en florecer aunque lo
corten. Ahora esperanza llega con tu caravana
de buenas nuevas y que
yo escuche /que yo siga despierta que la
verdad se quede que
vaya acordonándose sobre la vida con su
cerco infinito. |
Nada es impuro para convertirse en materia de lo poético; la poesía como metáfora, seguirá siendo «la espina dorsal de la vida», quizás una sinfonía que unifique como el Ulyses de James Joyce, lo mítico y no mítico de la condición humana. La poesía es, ante todo, como expresó D. Claudio Rodríguez; «participación que el poeta establece en las cosas y su experiencia poética de ellas dentro del lenguaje.» Odalys Interián le da existencia desde una realidad que es parte de ella. La vida es una multiplicación de la memoria sin la cual no tendríamos registro de nada, por ello, a través de la poesía —parafraseando a Henriquez Ureña—, hay que devolverle a la utopía sus caracteres plenamente humaos y espirituales, para lograr que el hombre llegue a ser plenamente humano, libre, 'abierto a los cuatro vientos del espíritu'. Mientras me hundo en su polifonía, ella es poeta de la belleza, poeta de la verdad, como lo dejara entrever Apollinaire.
Sigue desnudando esos pájaros de luz ciega
acompáñalos tú con tu piedad
aliméntalos con las absurdas vanidades.
Sigue sembrando ojos
en la libertad de las palabras.
Deja que termine de pasar
la célebre imagen de la muerte.
Todo ese ramaje de muertos
de buenos difuntos
que visten mi país
tú país.
Ni siguiera la muerte
nos acercará a la libertad
ni siquiera estar muertos
nos dará una apariencia gloriosa.
De: «Nos va a nombrar ahora la nostalgia»
André Cruchaga,
Barataria, El
Salvador, octubre de 2022.
Bibliografía de referencia:
1.
Álvarez
Amargós, Michelle María., et al. (2014) Constantes temáticas en la poesía
cubana: el tema amoroso en dos colecciones poéticas de Lucía Muñoz Maceo.
2.
Aparicio,
Yannelis y Ángel Esteban. El milagro de las cosas, (prólogo) a Nos quedan los
dones de Eliseo Diego. Cátedra 2020.
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Biografía
Nació en Nueva
Concepción, Chalatenango (El Salvador), en 1957. Tiene una licenciatura en
Ciencias de la Educación. Además de profesor de humanidades, desempeñó la
función de director y docente en Educación Básica y Superior. Poemas suyos has
sido traducidos al francés por Danièlle Trottier y Valèrie St-Germain; al Idioma vasco (Euskera), Miren Eukene Lizeaga;
griego, lia Karavia; holandés, Michel
Krott; rumano, Elena Liliana Popescu, Alice Valeria Micu, Elisabeta Botan, María Roibu, Tanase Anca,
Ioana Haitchi, Andrei Langa, Costel
Drejoi (George Nina Elian), Ion Calotă, Daniela Toma; catalán, Pere Bessó; portugués, Tania Alegría; inglés, Grace B.
Castro H. y Dumitru Ichem; italiano, Norberto Silva Itza; al albanés, Fahredin
Shehu; sueco e inglés, Cándida Pedersen; y, al Serbio, Marija Najthefer Popov.
Ha obtenido el Premio de poesía en los VIII Juegos Florales de Zacatecoluca, El
Salvador, 1985; PREMIO ÚNICO en los VI Juegos Florales Chalatecos,
Chalatenango, El Salvador, 2001; y, el XII, en los Juegos Florales de
Ahuachapán, El Salvador, 2005, Primera Mención de Honor, Juegos Florales de San
Miguel, San Miguel, 1988. Primera Mención de Honor, Juegos Florales de San
Vicente, San Vicente (2001); Finalista. Primer Concurso Internacional de Poesía
“Paseo en Verso”, Editorial Pasos en la Azotea, Querétaro, México, 2004, entre
otros. Parte de su obra se encuentra publicada en revistas electrónicas y en
papel de América y Europa; así también, ha recibido varias distinciones por su
obra literaria. Entre sus libros editados podemos mencionar: “Alegoría de la
palabra” (1992); “ “Memoria de Marylhurst”, (Interface Network, Beaverton,
Oregon, 1993); “Visión de la muerte” (1994), “Enigma del tiempo” (
Plaquette,1996); “Roja vigilia” (Plaquette, 1997); Rumor de pájaros” (2002);
“Oscuridad sin fecha│Data gabeko iluntasuna”, edición bilingüe:
castellano-euskera, (El Salvador,2006); “Pie en tierra” (2007), “Caminos
cerrados”, (México, 2009), “Viajar de la ceniza│Voyage à travers les cendres”,
edición bilingüe: castellano-francés,(El Salvador, 2010); “Sublimació de la
nit│ Sublimación de la noche”, edición bilingüe: castellano-catalán, (El
Salvador, 2010); “Poeta en Barataria”, (La Habana, Cuba, 2010); “Tablou de
cenuşă│Cuaderno de ceniza”, edición bilingüe: castellano-rumano, (El Salvador,
2013): “Balcón del vértigo”, (El Salvador, 2014); “Post-Scriptum”, edición
bilingüe: castellano-rumano,(El Salvador, 2014); “Viaje póstumo│ Viatge
pòstum”, edición bilingüe: castellano-catalán, (El Salvador, 2015);
“Lejanía│Away”, edición bilingüe: castellano-inglés. (El Salvador, 2015); “Vía
libre│Via lliure”, Edición bilingüe: castellano-catalán. (El Salvador, 2016);
“Cielorraso”, Editorial La Chifurnia, (Colección palabra de Alto Riesgo), El
Salvador, 2017; “Calles│Carrers”, edición bilingüe: castellano-catalán, (El
Salvador, 2017); “Ars moriendi”, Teseo Ediciones, (El Salvador, 2018); “Motel”,
Teseo Ediciones, (El Salvador, 2018); “La experiencia de vivir”, Chile, 2018;
“Cuervo imposible”, Teseo Ediciones, (El Salvador, 2019); “Viaje cósmico”,
Editorial 2.0, Chile, 2019; “Espejos funerarios”, Editorial La Chifurnia, (El
Salvador, 2019); “Ráfagas” Editorial 2.0, Chile, 2019. “Vacío habitado”, Teseo
Ediciones, (El Salvador, 2020); André Cruchaga, Poesía reunida. Tomo 1,
Enciclopedia universal de la poesía. Editorial Författares Bokmaskin,
(Stockholm, Suecia, 2020); “Ecología del manicomio”, Teseo Ediciones, (El Salvador,
2020); “Firmamento antiguo │ Old firmament”, edición bilingüe:
castellano-inglés. Teseo Ediciones, (El Salvador, 2020); “Cementerio atávico │
Cementiri atàvic”, edición bilingüe: castellano-catalán. Editorial EdictOràlia
Llibres i Publicacions, (València, España, 2020; “Sepulcro de la tierra”, Teseo
Ediciones, (El Salvador, 2021); “Antípodas del espejo”, Teseo Ediciones, (El Salvador,
2021); “Estación Huidobro”, 2ª. edición, Editorial 2.0, Chile, 2021; “Invención
de la espera”, Laberinto Editorial, (El Salvador, 2021); “Oficio del
descreimiento”, Teseo Ediciones, (El Salvador, 2022).
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