EL RAYO AZUL DE LA POESÍA. Roberto Manzano
EL RAYO AZUL DE LA POESÍA
A veces quisiera uno tocar la flauta en el silencio de
la noche para todos los que se han desvelado, para la punzada interior de uno
mismo, para el vacío y el dolor que se acumula en el polvo apenas uno se decide
a vivir según los dictados más profundos de la nostalgia, del olvido, de la
esperanza. A veces quisiera uno alguna música urdida por nuestros propios
labios en el silencio de la noche.
La existencia personal es un arrasador enigma, y uno
no puede controlar nunca por dónde nos va a gajear estrictamente el destino,
hacia qué perspectivas van a caminar las piernas del futuro y los ojos
querenciosos de las almas. Cómo ocurrirán los episodios, los encuentros y
desencuentros, los intervalos y las prolongaciones biográficas que nos irá
cosiendo el tiempo sin advertirlo apenas.
Se tienen sueños y decisiones que deben ser tomadas,
nuevos sueños y nuevas decisiones que han de ser tomadas, y el tiempo y el
espacio y la trama violeta de las coyunturas va coloreando lo que fuimos, y
cuando se viene a advertir de pronto uno se encuentra sentado frente al destino
percibiendo la coloración oculta y múltiple de todo, esa matización escondida
que lo pasado ofrece al porvenir.
Solo en estos casos hay una voz distinta y semejante
con la que se puede dialogar dignamente, una voz que nos acompaña pase lo que
pase, y que siempre nos da la alegría triste de rebasar la angustia sin haber
resuelto nada, con la satisfacción invisible de haber podido ofrecer una
plasmación, una equidistancia entre la frustración y el éxito, una báscula
silenciosa para medir lo imposible.
En el silencio de la noche hemos encontrado la flauta
íntima, la aspiración del silencio por una abertura sonora, el peso cristalino
de un sonido que nos hace espontáneamente felices por un segundo, y es que
tenemos entre los dedos del alma y en los mismos labios del espíritu el arpegio
sucinto de la poesía. La poesía es ese sonido que nos reencuentra lo perdido,
que nos alza de la noche.
En este cuaderno pletórico de vivencias hondas el
lector tocará la caña misteriosa de la poesía, pesará en el aire el silbido
azul de la poesía, sabrá lo que es la poesía como sujeto de emancipación total,
y como refracción biográfica profunda, y la voz que nos procuró en el silencio
de la noche nos encontrará definitivamente en el primer atisbo del alba, cuando
destella al fin la solidaridad entre los dolidos.
Un libro de poesía no es un escenario puramente lúdico
ni un polígono para llamar la atención del mundo desde el ejercicio
menoscabador de la vanidad. Un libro de poesía, como lo es este libro, es una
piedra sonora rayada en el silencio de la noche, una entrega íntima de un
doloroso mensaje, una canción dicha en voz alta en el espesor nocturno, cuando
todos ya se nos acercan en el instante de la escritura.
Carmen Amelia del Cristo nos ha
entregado un cuaderno de vibraciones rápidas y cada poema pasa como el rayo,
estableciendo un arco de fuerte luz profunda. Cada poema suyo, por muy sintético
que sea, por mucho desembarazo emocional que muestre, es un rayo que pasa, que
se alza de la sombra para inscribir un esplendor súbito, como si el espíritu
pudiese firmar con la luz en el blancor de una página.
Roberto Manzano (Ciego de Ávila,
Cuba, 1949). Lic. en Español y Literatura (Camagüey, 1988). Máster en Cultura
Latinoamericana (Univ. de Camagüey y Centro Nicolás Guillén, 1999). Ha editado,
ilustrado y diseñado libros y revistas. Entre sus poemarios más importantes: Canto
a la sabana (Ed. Unión, La Habana, 1996), Tablillas de barro (Col. Pinos
Nuevos, Ed. Letras Cubanas, La Habana, 1996), El hombre cotidiano (Ed. Ácana /
Ed. Memoria, Camagüey, 1996), Transfiguraciones (Ed. Vigía, Matanzas, 1999),
Pasando por un trillo (Ed. Memoria, Camagüey, 1997) y El racimo y la estrella
(Premio 26 de julio 1993. Ed. Unión, La Habana, 2002). Autor de la vasta
antología El bosque de los símbolos. Patria y poesía en Cuba (Ed. Letras
Cubanas, 2010). Ha realizado antologías de jóvenes poetas cubanos, prologado
una gran cantidad de libros y sus ensayos se publican con frecuencia en
revistas de Cuba y otros países. Ha impartido diplomados de formación de
escritores. Recibió en 2007 el Premio Nacional “Samuel Feijóo” de Poesía y
Medio Ambiente.
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