Poemas de Osmán Avilés

 



Principio del poeta
 
¿Qué busco de tanto andar?
Amar.

¿A quién cito en la ocasión?
Mi don.

¿Y qué más me hace sentir?
Vivir.
 
Mi camino no es morir.
En mis ojos se retrata
con letras de nívea plata:
«Amar mi don es vivir».
 
 


 
Origen
 
Demasiados vítores para la soledad
para el verso
que se rinde en el origen.
 
La división marca
y consume la piel.
Rayo que quiebra
el camino de los reyes.
También sucumbe
el alma de los actores
duele al público
mientras se enciman
sobre nuestros hombros.
 
Me sujeto al gran arco
a la ciudad donde abril danza
su sueño trunco.
Solo amo el tiempo
detenido vicio en el instante.
 
No sé si sobrevivo al sur
a esa hoja que cercena la distancia.



 

Si este misterio no fuera
 
I
¿En la orquídea de qué rama
se extingue la nigromancia
si en la granada fragancia
la lascivia nos reclama?
¿Hacia qué rescoldo llama
La zozobra de la albura
y ese raso de dulzura
embestido de tu talle?
¿Dónde converge ese valle
de mi ser, en tu hermosura?
 
II
 
Duende de tez oxidada
que la palabra vigila,
¿acaso tu remanso hila
el arpa de cuerda alada?
La razón ensimismada,
zarza de la transparencia,
vela a trasluz la inocencia.
Sol de mi cerco de cera,
si este misterio no fuera
solo mar por tu presencia.
 
III
Sé el enigma en esta noche
cuando la ondina convida
a mi palabra esculpida,
a ser rumor de este coche.
Sube la orquídea sin broche,
pero qué hacer con su voz
si nace un duende veloz
y hacia las veredas vuelvo.
Un nogal de miel envuelvo
para el recodo de Dios.
 






El árbol de Ruslán

tiene en su tronco un cacique
quedó prisionero
en la raíz de la arena
desde entonces
mira esa marca de agua
las pisadas de los andantes
la huella que extravió
huyendo de su culpa.
El enigmático árbol
suspende el límite del tiempo
derramadas hojas
en los barrotes de mi existencia.
Le miro la silueta
que se excusa
adivino su torcido rostro
y el díscolo que se prende
a la espalda de los bañistas.





 
Del misterio que te nombra
 
(Apocalipsis, 12: 7,12)

 
Vienes, noche de estrella enfebrecida,
a purgar el ardor de la armadura
por el recuerdo ignoto que procura
el amor como dádiva encendida.
 
La acerada esperanza me convida,
donde el paraje tiene una ventura
y la vaina que entraña la ternura
desciende en luz de plata redimida.
 
Demonio en el misterio que te nombra,
vas desgarrando el tiempo tan fecundo,
las anchas grebas de velar profundo.
 
Mi cinturón, desata de la sombra
y al oro enfrenta, la fundida espada;
túmbate entre la llama fatigada…

 




Frente a la multitud
 
Sorprende la tarde en el acantilado.
 
Un joven espera la última oleada.
Los alardes del aire
desatan su pelo
sobre el muro.
 
Extiende su idilio tras una moneda
la ofrece a la diosa del mar.
 
Lo difícil es traer de vuelta a Clodia Pulcher.
Si pudiera le preguntaría
cómo se desbroquelan los sueňos
cómo bebo su estoicismo.
 
El joven convida a merecer la noche
quebrándome el espíritu
frente a los desatinos de la multitud.
 
Me sorprende la tarde
con su acecho.
Espero que no se escurra en el agua
la belleza.
 




 
Báculo
 
Al borde del abismo
los dardos rebasan mis fuerzas.
Soy el incorregible
que remeda enjabonaduras
y debajo del agua
extravía los rastros la memoria.
Niestzsche se burla de mí:
no sé si por la demencia
o el relativismo.
Aromas lavan el placer
de rollizos ébanos.
No purifican.
Tal vez Dios
confunde una verdad
con malogradas razones.
Busco un báculo
desesperadamente
la inconsciencia
en las súplicas
que subyugan mi espalda...
Acércate,
ayúdame a recoger
estos fragmentos.





 
El mal ángel

En misa de Don Bosco
el muchacho viste de monaguillo.
¿Qué ojos niegan la hermosura
el pelo enredado de tentaciones?
¿Qué fuerza tiende
la vista a las baldosas
si la ilusión es el alba
la voracidad del mal ángel?
El astuto muchacho
centellea un encuentro
en mi más primitiva esencia.
Ay del gozo por lo esplendente.
Su mirada posee mis fragilidades
el padrenuestro del centinela.
¿Cómo no amar el torbellino
si hace de atávica esperanza,
si ignoro el sermón del sacerdote,
si vuelvo a ser polvo, cenizas
que el joven esparce vestido de blanco.




 
VII
 
Llevo la esperanza atada al corazón, donde se despiertan pasiones y peligros, razones y sinsentidos, guerras y acuerdos de paz. El corazón no duerme, permanece fijo a una esperanza, que no puede ver aun su destino. ¿Quién pudiera alcanzarme el aire del futuro; ¿quién, la paciencia de la senectud? Estoy frente a mi esperanza: de nada me sirve la inquietud, y sin embargo, me afano a la espera.

 




Despedida
 
A Ana Purriños y José Javier Hernández
 
Cruzo la avenida que da al ferry de la Olsen
el paso se hace más lento
en vísperas del 2 de diciembre de 2005.
 
No soy Kenneth Boyd.
Mi condena no será morir
bajo una inyección letal
y Raleigh está a miles de kilómetros.
 
No te olvidaremos, dice Ana Purriños
en ese aire de contagiar
su espíritu firme y a la vez delicado.
 
La escena conmueve
a un tripulante.
Sabe que el adiós
es óculo de incertidumbre.
 
Mi paso se hace más lento
y me resisto a ignorar
las risas el muelle
los abrazos un barco
esos apremios de la despedida.

 










Osmán Avilés (La Habana, 1979), es un escritor cubano que ha dedicado parte de su trabajo ensayístico a revisitar la obra de poetisas cubanas, entre las que se destacan Dulce María Loynaz y Serafina Núñez. Su primer poemario La persistencia de los fragmentos (Universidad del Trabajo del Uruguay, Montevideo, 2011) fue prologado por el escritor uruguayo Rafael Courtoisie. Como antólogo y prologuista tuvo a su cargo los títulos Sonetos escogidos de Serafina Núñez (Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2009) y El manto de mi virtud. Poesía cubana y uruguaya del S. XXI (Universidad del Trabajo del Uruguay-Editorial Letras Cubanas, 2011), en colaboración con el intelectual uruguayo Alfredo Coirolo. Su libro Los extraños monzones (Ediciones Extramuros, La Habana, 2010) obtuvo el premio Luís Rogelio Nogueras en la categoría de ensayo artístico-literario. Otros de sus libros de ensayo son: Pilares de un reino. Una incursión por la vida y obra de Dulce María Loynaz (Ediciones Extramuros, La Habana, 2008) y Serafina Núñez. La verdad amaneciendo (Ediciones Unos & Otros Cultural Project, Miami, 2015), presentado en la 35 Feria Internacional del libro de Miami 2018. Además, en ese año presentó su poemario Interpelaciones (Ediciones Exodus, 2018) y en 2019 publicó Impertinencia de las dípteras. Antología poética sobre la mosca junto con el escritor Milho Montenegro (Ediciones Exodus, 2019). Actualmente estudia la Maestría de Estudios Hispánicos en la Universidad de Puerto Rico y lleva adelante su canal de YouTube mediante el análisis de textos de poetas cubanos.


 


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