La poesia de Antonio González Croissier.
Llegar
Hoy llegué al final
de la tarde,
a la última orilla
en tu nombre
puse una bandera
ondeante
que al soplar el viento
te sentencia
a estar para siempre.
La gota
Y mi vida es esa gota
o la
esperanza de esa gota
o, mejor aún,
la
esperanza de que esa gota
s
e
v
i
e
r
t
a.
Final
No regreso
de la nada
cuando acabo.
Nunca vuelvo
derrotado
de mí mismo.
La cena
Y tiró del mantel sobre
la mesa
y los platos cayeron al
suelo
y el suelo protestó bajo
la mesa
y los vecinos gritaron
bajo el suelo.
Y nadie cenó aquella
noche
y nadie limpió la sangre
y la foto salió perfecta.
El paseo
Qué terrible la mariposa en la lápida
un hilo de nube señalando al infierno,
el abismo de un cabello
cabalgando en la brisa,
la hoja que cae desde la muerte
con el sigilo de las flores.
La puerta medio abierta,
la estatua al otro lado del parque,
el balanceo de un letrero
anunciando el aire de la noche.
Qué terrible esa lápida
que no dice su nombre.
Degas
No existe medicina en la
mirada
ni precipicio en el
espacio azul
para el vértigo de esta
derrota.
Te digo que no hay ni un
pedazo de ira
en la mano indignada del
otoño
ni herrumbre en la orilla
de este mar.
Una corneja grazna desde
la tumba,
una flor crece al pie de
la lápida
y un nombre se desliza
por la piedra
ajeno al pasado de su
carne
mientras un coro de
desconocidos
cruza de hojarasca la
calle muda.
Mil bailarinas huérfanas
de luz.
La perfección
Si la mano llegara a tocar
sin estremecer
la piel
como el universo sujeta
sin prender
las estrellas
o como el horizonte traza su línea
sin desandar
el mundo,
entonces, la mano volvería
sin acariciar
la nada.
La ruina
La casa se ha derrumbado,
el exquisito sonido del
trueno
brama en el nimbo gris
del estrago.
Las ventanas son bocas
abiertas
sobre la escoria sumisa,
un Nirvana de espanto,
un silencio de calima
contempla el vacío
que ha dejado el
estrépito.
Un poema desborda el
escombro,
una palabra saquea sus
cimientos.
La perfección es la ruina.
A LA MEMORIA
El infinito es
una acera
en donde mendigar
la sombra,
un violín
anunciando la tragedia,
una célula
pariendo el tumor.
Esa eternidad es
un verbo repugnante
prendido en la
garganta de un traidor,
una prueba emponzoñada
de envidia
en la claroscura
sien del espejo.
El sigilo de una
mano enarbolada
esboza una
despedida:
La vida o
la evidencia del
universo perpetrando el tiempo.
El miedo o
el vaivén de la
osadía atravesando la oscuridad.
La esperanza o
la sospecha de la
luz.
Y la memoria, prescribe.
Antonio González Croissier nace en 1964 en Arucas, Gran
Canaria. Estudia hasta tercero de Biología en la Universidad de La Laguna,
Tenerife. Dirige y edita la revista de arte y poesía “Versados” en
digital y papel de tirada mensual (2015). Organiza y modera cuatro mesas de
debate literario sobre la Mujer y el Arte (2016). Ganador del premio de “Creación
Literaria” del Ayuntamiento de Candelaria (2018) y del segundo premio en el
III concurso literario “Expresiones de la Naturaleza” (2019).
Coordinador de “Tertulia con el autor” y de las primeras y segundas “Jornadas
Literarias en la Ermita” (2018 y 2019) en donde se dieron cita importantes
escritores y poetas de las islas.
Crea su columna “Camino de la calva” en el periódico
digital “La Gaceta de Arucas” (2016). Colabora en la revista “La
Cantonera”. Ha sido miembro del jurado del concurso de relatos cortos “Rescatando
la Memoria” de Arucas en su decimoquinta edición (2014) y del premio de
poesía “Pedro Marcelino Quintana” en su convocatoria de 2015 y 2019.
Publicaciones: “Trozos” (Devenir 2014); “Palabras
en Tertulia” (Tepemarquia 2016); “Una Azotea para Alejandro” (Multiverso
2018); “El libro de las Ex-cusas” (Tepemarquia 2019)
Poemas publicados en diferentes ediciones: “La Noche” y
“El Duende” (Artgerust 2014); “La Maceta” (NACE 2015).
GRACIAS CON MAYÚSCULAS...
ResponderEliminarGRACIAS CON MAYÚSCULAS...
ResponderEliminarA ustedes por la poesía siempre.
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