MUJER DE OJOS EXTREMOS Y OTROS POEMAS DE ALFREDO PEREZ ALENNCART.




Y es que todo fulgor necesita de un cielo inextinguible / 

y de una voz de fondo que le vaya dictando/ 

los perfiles de la ciudad unida a su destino






     MUJER DE OJOS EXTREMOS

 

                                    (Jacqueline)


                    

Mujer de ojos extremos: soy todo convulsión
 
durando en músculos de flamígero presidio; soy el juzgado
 
y condenado cuando me ausento a veces por el otro
 
tiempo de la manzana; soy el ángel rehabilitado
 
que te sigue con su ala de amor, gentileza
 
contra los bárbaros; soy el que desdeña pertenencias
 
que no hacen falta, manos en ardimiento,
 
violín flotando por aguas amargas, por soles trizados
 
pero siempre a tu lado, a las veintitrés lunas de tus huesos,
 
a tus noches henchidas quedándose para que bese
 
tus sueños y cosquillee tu torso hasta volverte
 
gacela del Líbano viniéndome cuidadosa.
 
 
 
Tú, que tienes de Querubina, alúmbrame con luciérnagas
 
y cuida mis desgracias, mis espectros de dos lenguas,
 
mis miradas deshilachadas, mi vida individual
 
y colectiva: cuídame hasta la última edad, diluvia
 
en mi fisiología, relaciónate, relígate, ora conmigo ahora
 
y en la hora del gozo, del llanto de la exacta realidad,
 
creando a fondo la comunión carnal y los vientos
 
favorables del espíritu.
 
 
 
Yo te necesito, mujer de seda y acero: necesito tus ojos
 
extremos para crucificarme tan de continuo,
 
para ser testigo de tus llamas sin corrupción, alimento
 
para mi supervivencia que ya rectificó su rumbo
 
y atraviesa tu noche única de prodigios como si hubiese
 
sido un sueño apretado a nosotros mismos,
 
en plena acción de tierras y cielos aplicándose
 
al oído tus susurros y los míos.
 
 
 
Mujer: espósame con invocaciones
 
que nombran lo amado, con emoción continua, con risas
 
que destellen eternidad y asedio a mis partes mortales,
 
aisladas por tu respiración en mitad de la almohada:
 
centro vivo, pulsación que me concierne, cerebro febril
 
gravitando en la certeza de mis manos, movimiento
 
libre de tus nervios principales en cuya rotación
 
nunca quedo a oscuras.
 
 
 
Mujer de ojos extremos: te cobijo ahora que sientes frío
 
y el ruido del mundo atasca historias a la orilla de tu río,
 
de tu bosque, de tu cielo de tantas estrellas,
 
allí donde bailé contigo baladas y promesas
 
hasta hacerse agua nuestra boca tan temprano, juntos los dos
 
pero distintos a todos, éxodo tras éxodo para gestar
 
al unigénito portador de todas las sangres
 
de aquellos forasteros
 
que nos legaron un corazón alejado del odio.
 
  
 
Yo te beso,
 
mujer madurada bajo el roce íntimo
 
de mis días vertiginosos.
 
 
 
Te beso
 
porque cabes en mis brazos
 
y giras tu curva esplendorosa
 
para que te respire
 
como a la esposa del amor
 
que está junto a mí
 
en todas las resurrecciones.
 

 
Jacqueline, de Enrique Gracia Trinidad
Jacqueline, de Enrique Gracia Trinidad
 
 
 

 

EVA
 
 
 
Tú, a ti te hablo,
 
hembra del hombre,
 
 
 
varona que haces
 
temblar
 
a tu otra costilla.
 
 
 
Tú eres la fuerza
 
del mundo,
 
mujer
 
que aguardas
 
la noche
 
para preñar de luz
 
al hombre
 
que privatizaste
 
para tu amparo
 
 
y deleite.
 
 
 

 
 
AQUÍ ES EL CIELO
 
 
 
En este campo de amapolas
 
voy orando por nuestras vidas.
 
 
 
Entreabre tus brazos,
 
amada esposa (días
 
y noches, noches
 
y días). 


 


 
 
 

     

 

 LA POESÍA ALCANZA

 

 

Digamos

que habitamos una tierra ardiente 

llamada Poesía,

 

que también es Voz

y es fruta viva

 

y es tallo

que a diario la gente descubre

creciendo ante sus ojos

 

o sonando cual amoroso violín

cuyas notas ruedan

por el mundo,

 

ya hechas Palabras

para ser sol en nuestras vidas.

 

Digamos

que en el principio era la Poesía

y que esta nos nutre

y nos alcanza,

así pasen dos lustros

o dos Milenios.

 

 

(A Hugo Muleiro, en Buenos Aires)       


 




 



OÍDME, MIS HERMANOS

 

Se arrugó la buena nueva en los ojos

llenos de cielo, mis hermanos.

Entren a lo hondo

de la vida,

al suplicio del prójimo que no tiene

agua ni pared alguna.


Verán 

arañar la tierra

a los niños más viejos del planeta:

en sus uñas crece musgo,

pero pocos hijos de Dios dan parte de lo suyo

a tales criaturas.


Acaso un día descostremos la Cruz

de tantas habladurías.




 




Poemas de la antología ‘Gaudeamus’ (2018, Salamanca, Edifsa), publicada por el autor para celebrar los VIII siglos de la Universidad de Salamanca

 
  
FRAY LUIS ACONSEJA QUE GUARDE MI DESTIERRO
Y ÁLVARO MUTIS CONFIRMA EL FINAL DE LAS SORPRESAS
 
 
 
Pasa que pernocto en Salamanca solo para que Fray Luis
 
se me descuelgue desde el recuerdo carnoso de sus liras,
 
desde su cuaderno de deberes que va cayendo –siemprevivo–
 
la noche arrugada en que le planto conversa.
 
 
 
Libro en mano, como si quisiera poseerlo del todo,
 
grito hacia su destiempo:
 
“¡Bájese de las cumbres en las alas de un estornino!
 
¡Véngase a este reino, don Luisito!”
 
 
 
Y…
 
Ayayay, mi buen Cristo de las justas rebeldías,
 
aquí mismamente me lo pones igual que cuando era,
 
me lo acercas desenterrado por mis ganas, lo destacas
 
como luciérnaga o lazarillo para esta pétrea errancia
 
que apenitas es dulce conmigo.
 
 
 
Hay veces que uno parece ver claramente a los desaparecidos.
 
Hay veces que uno cree escuchar una voz aleteante
 
saliendo del fondo del claustro: “Guardad vuestro destierro,
 
que ya el suelo no puede dar contento al alma mía”.
 
 
 
Entonces se presenta Álvaro Mutis
 
después de haber visto a don Quijote en Peñaranda,
 
y, al contemplarme orando hacia una esquina del infinito,
 
me extiende su copa con vino tinto del Duero,
 
mientras habla como lo hacen los de tierra caliente:
 
“¡Ay, desterrado! Aquí terminan todas tus sorpresas”.
 
 
 
Hay veces que la antigüedad se disfraza de hoy mismo.
 
Hay veces que el deseo de ver es más forzudo que el alcohol.
 
Hay veces que Salamanca te rejonea con breves sombras
 
angelicales.
 
 
 
 
 
OH SEÑOR DE LIBREROS, SEÑOR DE UNAMUNO
 
 
 
Oh señor de Libreros    señor de Unamuno
 
el mío corazón comparece ante su creencia sin
 
estatuas    quijotesca teología del ejemplo
 
dinamitando religiones   ¡A desertar se ha dicho!
 
La sala principal es el corazón ¡Evangelíceme,
 
hágalo sin estampitas ni mentecatadas! ¿Qué
 
habrá excomunión? Gracias a Dios    gracias
 
al aletazo de las cigüeñas sobre la calva del obispo
 
gracias a Lázaro de Tejares por donde duermo
 
Ahora le atiendo a usted    profesor sin páginas
 
en blanco    guerrero de la joven alianza    Ahora
 
curaremos nuestra tos    señor del rectorado
 
Veo que su aliento da para otras travesías allende
 
el Griego    abajo del palidecer de los fariseos
 
Anote el número del móvil que no tengo  ¡Lláme-
 
me con su voz que despierta españas! ¡Persevere
 
en sus lecciones por el flanco de la cristiandad!
 
Ahora le atiendo porque su pluma está en mis pupilas
 
¡Venga    disparemos doce salvas por la noche
 
de los viajes! ¡Saludemos a quienes llegan a esta
 
vieja castilla! ¡Salgamos para que se infarten
 
los mercaderes y quiebren su voz los falsarios!
 
¡Persevere    señor de Jugo! Vine de la otra orilla
 
pero quédome donde se cobijan sus Palabras
 
Yo    como deudor    siempre las ennoblezco
 
 
 
 
 

 

TREINTAITRÉS AÑOS EN LA UNIVERSIDAD
 
 
 
Invicto el destiempo
 
que me religa a un claustro
 
pródigo en donarme
 
algunos segundos
 
de lo eterno.
 
 
 
Soy un bienaventurado:
 
vivo entre voces
 
que nadie pudo enterrar.
 
 
 
Las oigo entre aula y aula
 
de escuelas que
 
acopiaron resonantes
 
pensamientos,
 
 
 
poesía contra el fuego lento
 
de las inquisiciones.
 
 
 
Salamanca,
 
gran temperatura
 
palpitando
 
     desde mi Universidad.
 
 
 












© All rights reserved Alfredo Pérez Alencart


 

Alfredo Pérez Alencart (Puerto Maldonado, Perú, 1962). Poeta y ensayista peruano-español, profesor de derecho del Trabajo en la Universidad de Salamanca desde 1987. Fue secretario de la Cátedra de Poética “Fray Luis de León” de la Universidad Pontificia (entre 1992 y 1998), y es coordinador, desde 1998, de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos, que organiza la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes. Actualmente es columnista de los periódicos La Razón y El Norte de Castilla, así como de varios diarios y revistas digitales de España y América Latina. Poemarios suyos publicados son: La voluntad enhechizada (2001), Madre Selva (2002), Ofrendas al tercer hijo de Amparo Bidon (2003), Pájaros bajo la piel del alma (2006), Hombres trabajando (2007), Cristo del Alma (2009), Estación de las tormentas (2009), Savia de las Antípodas (2009), Aquí hago justicia (2010), Cartografía de las revelaciones (2011), Margens de um mundo ou Mosaico Lusitano (2011), Prontuario de Infinito (2012), La piedra en la lengua (2013), Memorial de Tierraverde (2014), El sol de los ciegos (2014), Hasta que Él vuelva (2014), Lo más oscuro (2015), Los éxodos, los exilios (2015) y El pie en el estribo (2016). También las antologías Oídme, mis Hermanos (2009), Da selva a Salamanca (2012), Antología Búlgara (2013), Monarquía del Asombro (2013), Regreso a Galilea (2014), Invocação / Invocación (Antología portuguesa, 2014), Tu je nebo / Aquí es el cielo (2016, antología croata), Una sola carne (2017), Para después (2018. Antología hispano-italiana) y Gaudeamus (2018). Hay cuatro libros de ensayo sobre su obra: ‘Pérez Alencart: la poética del asombro’ (2006, de Enrique Viloria); ‘Alencart, poeta de todas partes’ (2015. Coordinado por Viloria Vera y ensayos de 50 autores); ‘La órbita poética de A. P. Alencart’ (2017, de Jaime García Maffla) y ‘Visión poética en tres libros de Alfredo Pérez Alencart’ (2017, de David Cortés Cabán). También ‘Arca de los Afectos’ (2012, coordinado por Verónica Amat), homenaje de 230 escritores y artistas de cuatro continentes. Su poesía ha sido traducida a 25 idiomas y ha recibido, por el conjunto de su obra, el Premio Internacional de Poesía “Medalla Vicente Gerbasi” (Venezuela, 2009), el Premio “Jorge Guillén” de Poesía (España, 2012), el Premio “Humberto Peregrino” (Brasil, 2015) y la Medalla Mihai Eminescu (Rumanía, 2017), entre otros. 





Comentarios

Entradas populares de este blog

Instantes a contraluz. Poemas de Amanda Reverón Backlit Moments Don Cellini, Translator

ALTOS TECHOS DE ASBESTO DE ABEL GERMAN /POR ODALYS INTERIÁN

ENTRE EL CUERPO Y LA IDEA / Por José Hugo Fernández