Poemas de Domingo Acosta Felipe






E

n

el muro

la poesía abrirá una calle

o una boca

para todos.

 

 

 

 

Q

u

i

e

r

o

una rebelión

donde pueda oírte

cada día

lo que sufrimos juntos,

felices,

luchando por la vida.

 

Quiero

una rebelión

que no se canse

cada noche

ni viva sólo

oculta

entre las sábanas,

tan lejos

del dolor

y el frío.

 

No basta con morir

y renacer

tan solo con tus brazos.

 

 

 

 

U

n

o

 

a veces quisiera

que el aire fuera un grito

o lluvia

sobre estas hojas sin tierra

escritas con ceniza

con hambre y con raíces.

 

 



E

l

drago se mece

como música caliente

en los gorriones imprevistos,

en una oreja ciega

de sordos y zapatos,

con la careta y baba de la calle.

El tiempo rueda y pule su camino

en esa telaraña.

 

 


E

l

silencio

tiene

a veces

los colmillos

de un grito

 

 

 


N

o

olvides nunca que hay olvido.

No te acostumbres.

 

El pájaro canta

aunque no lleguen los poetas.

 

 

 


 

M

i

r

o

la estatua.

La piedra no tiene la culpa de tu ombligo.

Se cayeron tan muertas las palabras.

Los huesos todos con espinas.

Tan tuyo el odio, el nombre genocida.

 

 



Q

u

e

nadie hile otra mordaza

ni el nombre del eclipse

con el miedo.

Hay que romper las rejas

y el anzuelo.

 

 

 

E

s

c

r

i

b

o.

Con tantos sueños

la poca vida.

La noche que se oye

con labios

en la arena.

 

 

 

 

E

l

enemigo te sigue.

Procura trampas,

te insulta y enfurece,

te siembra pesadillas.

Tú lo sabes.

Y escapan otras víctimas.

 

 


A

veces

no estoy solo

ni triste,

tengo un sueño

compartido.

 

 

 


V

u

e

l

v

e

la isla

como un volcán

que no se extingue.

Cada recodo nace

con esas alas de la brisa.

La mariposa vuela

entre bejeques y tomillos,

en unas rocas del abismo.

 

 

 

 


E

s

muy difícil cruzar una alambrada de cuervos y que quede un verso indemne entre las fauces del muro de los tigres. Hay también comadrejas del insulto y víboras del canto emboscadas en derrumbes que se arrodillan en la boca de las cucarachas que plagian un orgasmo en cada sacrificio. Y una charca de lágrimas donde te orinan los dientes de los cocodrilos que adornan el santuario alado de los críticos cuando se reza con el bochorno de las condecoraciones a los escritos más absurdos. Y basta, pues la felicidad se parece mucho a esos días que nacen cinco minutos antes que los truenos.

 

 

 


N

o

es un sueño de papel

ni un orgasmo de inventarios

ni un desnudo abierto con medallas

ni un obligo doloroso en el ojo de un camello

ni una pizca de hambre con bestiario

ni sable ensangrentado en el reflejo

ni enigma en el museo del silencio

ni una acampada y cena con un tigre

ni un paraguas roto en el zapato y pene del tirano.

Así que ahoguen las campanas

que nada sobrevive o lucha

debajo del diluvio

sin tus manos.

 


 

V

e

n

conmigo

y espérame en el sueño,

que no importe

si es la vida.

 

 



N

o

cortaré las alas de los mirlos

ni el tuétano del aire

ni el grito y hambre de la vida.

Voy descosiendo espinas.

 

 

 


C

i

e

g

o

el que no sabe si grita

o llora

debajo de sus ojos.

 

 

 


Q

u

é

mal me sientan las cáscaras del odio.

Su pulpa y furia en el hígado del mar.

La daga oculta en el árbol de la luz.

 

 

 

N

o 

importa lo que digan.

Un niño llora 

y duele el frío

sobre el mundo.

 



N

o

te conocen cuando afirman que eres una puta.

Ni te aceptan inmensa

y como eres.

Alguna vez abre los ojos del poeta tu poema

hasta volverse un sueño entre tus brazos.

 


Estos textos pertenecen al libro Grito. 

Nos escribe:

Nací en Santa Cruz de La Palma en 1957. Mi relación y contacto con los

lectores ha sido sobre todo de forma directa y manuscrita: Granos de arena

(1996), A ese nombre interminable (1996-1998), Memoria de unas olas

(1998-2000); y de forma tradicional, El mar de Nadie, Aguere-Idea, 2011,

Grito, NACE, 2015, Ramas del tiempo, NACE, 2016 e Islas, NACE, 2018;

La voz del barro, Aguere-Idea, 2019. Los ojos del alisio, La sombra del

guaydil y Versión de asombro, inéditos. También algunos poemas han sido

publicados o traducidos en diversas revistas y antologías de España y otros

países. Lo demás, es simplemente tiempo y vida. Esa perenne lucha en el

desastre.


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