POEMAS DE ANTONIO ARROYO SILVA.





ESTA CASA

 

Algo de esta casa

llevas en el bolsillo cuando vas

al filo del poema.

La hondura del jardín

donde el papayo sueña con el destello

gris de la maresía.

El perro es una turba en medio de

la voz que mueve el rabo de la aurora.

El mundo es una concha de caracol

asomada a mi casa y, a su vez,

mi casa es una almeja virgen

que al mar no se entregó en cuerpo y alma

sino tendida al páramo subsiste

velando por la sal.

La poesía

solo es la diferencia

entre la casa donde habito

y ese vivir

tan igual que es la muerte.

 

 

 

 



Vivan los disconformes,

los que dicen que no

que llueva el chaparrón,

que caigan perros, gatos

y el cántaro de leche.

Los que duermen si velan,

los que velan si duermen.

Vivan los disconformes, aunque los miren

como a borrachos, crápulas,

enfant terribles, aunque

los sepulten después

en cementerios civiles

para que no transiten

por los Campos Elíseos

ni por tierras de Anubis.

Vivan los disconformes.

 





1

No hay vestigio de arañas en la noche

del murciélago sino un latido ahogado

en la garganta azul del túnel. Vieja

nostalgia en el aceite blanco del día

trae luces. La prisa queda atrás

petrificada y presta para el olvido.

No le falta razón

a la sombra que apura el vaso y canta

entre dientes la vieja balada berlinesa.

El pez urbano tose entre la multitud de peces

que nadan en la red del U-Bahn.

Brilla pero no piensa. Existir en el tránsito

parece no importarle, sino irse a no sé

dónde ni cuándo de la vida.

 

 

 

 

 


Ojos blancos detrás de la neblina:

falta desactivar la bomba

de todos los prejuicios,

los juicios sumarísimos de no ser arco iris.

Y mientras no podamos ver a todo el mundo

reposando en el lecho de la felicidad

nunca seremos libres, estaremos en armas

contra la Vida.

 

 

 



6

La espina danza, trepa

al vientre de Isadora.

Terpsícore del humus,

la fugacidad, su huella.

Hay un eco en el hombro

de este vestigio Duncan

adherido a la zarza.

 

 

 

 

 

No me vendo

ni por el estallido de la luz que me dieras

ni por el verso azul que brilla en tu cabello

ni por esa lágrima silenciosa y sutil

que desmigaja el mundo para dar de comer

a las palomas cuánticas. No me vendo

ni al amor de mi amante ni al odio del amor

despechado, ni a ti que me pasas la mano

por el hombro y te enjugas la mente de la mano

con zarzas encendidas.

No me vendo

a la lujuria ni al fingido pudor

ni a la sombra del gato que es puñal y veneno.

No me vendo, ni yo ni mi palabra,

que no es mía─ ni yo me pertenezco─,

ni a la pena que da escuchar tanto llanto

─ el que sufre no deja que su cáliz

anegue el arco iris─.

No me vendo.

 

 



Mis íntimas

enemistades vienen todas juntas bajando

una calle del verso. Traen la pipa de la paz.

Pero es un cachivache demasiado raído,

no suelta el humo blanco

de la conciliación. Desconozco el motivo

que les hace pensar que soy devoto

de sus benevolencias,

pues miro a otro lado cada vez que ellas vienen.

 

¿Las odio, no las odio? Quizás las ame pero,

tal vez, sean cadáveres que tengo en el traspatio.

A veces se enquistan tanto en mí que me pregunto

si soy yo la más íntima

enemistad que nunca tuve.

 


 



9

Quítate el traje, niña Libertad, hombre o mujer

u objeto del deseo.

El pájaro que cruza

la ventanilla blanca de la ceguera nos mira las llagas

solo un momento y sigue su camino. No sabe

el pájaro que es libre, que está desnudo.

No sabe nada el pájaro de ti ni de mí.

Le aturde la extrañeza de los seres humanos

que no usan las plumas

para volar

sino para sentirse pájaros.


©Antonio Arroyo Silva.

Baladas del U-Bahn.

Ocho poetas, un infinito, Madrid, 2016.








ANTONIO ARROYO SILVA

 

Nacido en Santa Cruz de La Palma en 1957, es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de la Laguna. Ha sido colaborador de revistas nacionales e internacionales. Ha publicado libros de poemas: Las metamorfosis, Esquina Paradise, Caballo de la luz, Symphonia, No dejes que el arquero, Sísifo Sol, Subirse a la luz. Antología esencial 1982-2014, (español-rumano), Poética de Esther Hughes, Mis íntimas enemistades, Ardentía y Fila cero. Las plaquettes Material de nube y Un paseo bajo los flamboyanes. En ensayo, La palabra devagar.   Ha participado en varios festivales internacionales de poesía como la «XXII Cita en Berlín», invitado por la Universidad Humboldt como representante de NACE. Es miembro de la Nueva Asociación Canaria de Escritores (NACE). Premio Hispanoamericano de Poesía «Juan Ramón Jiménez» 2018 por Las horas muertas.

 

 

 

  

 

 

 


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