ÍNTIMA CONVERSACIÓN CON LA ROSA RAMÓN ELÍAS LAFFITA
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En
silencio la rosa habla…
José Emilio Pacheco
En la conversación más íntima, escondo a veces zonas oscuras que poco a poco
pretendo develar y que pueden ser el lazo afectivo con la rosa.
Otras veces, escondo el dolor de mi casa y mi país, como el más agudo de
los estremecimientos o como una rara sensación a caer. En esa conversación
íntima, las palabras son como la fuga de una bestia que no encuentra abrevadero.
LA ROSA DE NADIE
A Paul Celan
Toda rosa puede pasar
inadvertida ante los ojos, pero no ante las hojas que el viento mueve.
Toda rosa puede ser la voz del mundo o un breve camino por donde el agua
ha de perderse. Cuando el deseo roza la palabra, nos protege
su espíritu. Toda rosa busca latir más allá del otoño, en
la ávida luz de lo que ya no existe. Su rostro es un escudo de madera donde el
tiempo vive sumergido. Toda rosa es una anunciación. Un cuerpo que permanece y fluye.
AL AMANECER
Siempre que miro —al
amanecer— el fondo de una taza de café, me aproximo a decir mi verdad última,
me aproximo a decir lo que mi casa siente, si la habitan mundos que arden la
memoria.
Qué hacer con tanta
sensación.
Si siempre que miro el fondo de una taza de café,
mi casa es un grifo de agua sin cerrar.
Una tormenta ―siempre― derramándose.
IMAGEN DE UNA ISLA AL MAR
Cuando miro el camino que bordean las aguas, la imagen de Dios se me parece a un árbol. Es como una porción de vida sosegada, como los años de un día por venir. En esa quietud aparente, te miras silenciado por las aguas y una voz aísla el eco tardío de la noche. A través de Dios miro el mar, ese mar que toco y hago mío. Ese mar que halo hacia la orilla: Desgarrado y feliz.
MUNDOS QUE PASAN
Anochecía.
Y el mar era un gran foso de agua batiendo contra la arena, el arponero
juntaba restos de caracolas como tratando de salvar la belleza.
Edificaba un barco, un mástil a medias y en su memoria solo hallaba el
eco abismal de las cosas que mueren.
El mar iba y venía como un danzante más.
Para el arponero no existía otra obstinación que
custodiar el mundo llegado hasta sus pies. Debía inventarse su propio país, su propia
ensenada junto a la noche. Ciertos árboles perdían sus hojas con el
otoño. Para el hombre, no existía otro
camino que la inocencia del agua.
INSECTOS
I
Pasa el agua seguida de
silencio, como si de su ojo emanara bálsamo, sombra envejecida.
Como si de su ojo emanara ese cuerpo de voces que se juntan a pesar de
los cuerpos. Pasa el agua con cierta sutileza a mar
vencido y el lodo barre cuanta memoria hay en las palabras. Y los insectos abren las paredes y se abrazan
al ímpetu de la tormenta, en una dicha por nombrar lo memorable. Cuando memorable son esos rostros que caen en
los charcos, bajo una luz borrosa que sin caer, no cae.
II
A
través del cristal de mi vaso con vino, vierto el desolado mundo de las calles.
Y el tiempo en su disfraz es candil en las huertas de las casas vacías.
Sobre el cristal de mi vaso con vino, llueve. Y los insectos dicen su
verdad ante el asfalto. Hinchados por el vidrio. Hinchados por el agua que
pasa.
TORMENTAS
Las hojas quedaron presas del
día enteramente de agua. Tal vez agolpadas por un aire que eterniza su
caída. Las hojas van en busca de la turbia sangre
que pulsa el tiempo. No todas observan el legañoso olvido.
No todas marcan círculos de viento a trueno. En cada hoja hay siempre
un posible paisaje para cualquier suicida.
ALGUNA VEZ VI ARDER ROSAS EN LA BASURA
Alguna vez vi arder rosas en la basura, las vi quemarse sin razón. Observar, era la enfermedad que poseía. Yo soñaba parado frente al poste que da al patio del vecino. Yo soñaba con ver su felicidad adherida al corazón. Hoy, después de mucha reclusión, mi vecino sale a la calle y desde la acera ha gritado: —La rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos.
BAJO LA MAR DOLIDA
Yo también soy de los que se lavan
el corazón…
Li Po
Cada tarde-noche una bandada de pájaros arremete
contra el horizonte. No me canso de mirar el horizonte, tampoco de
penetrar esa línea que divide las aguas y el encierro, ni los cerrojos que una
vez se untaron de verdad para sobrevivir a la intemperie.
He percibido que la culpa solo consigue
detonarnos, des…tronarnos sobre
inocentes cuerpos. Hacia el concilio
final un ventarrón de aves se nos avecina y una rosa a medio abrirse busca
obstinadamente la superficie.
Otra bandada de pájaros ha vuelto a embestir el
horizonte, las aguas retornan bajo la mar dolida, toda música muere, todo
intercambio es nulo para el poema.
PAÍS
En la
estación de trenes, a la hora del ángelus. A la hora en que la pérdida y la desazón son
la casa habitable, yo me miraba en ti. Me miraba en tus aguas, en tus calles
oscuras, en los umbrales. Donde lo llamativo no solo era el manifiesto
por las ruinas a punto de caer, sino por la constante abulia, por la luz que se
astilla frente al sol y no deja de exponerse a lo descolorido.
En la estación de trenes, a la hora del ángelus. Yo me miraba en ti. Me miraba expuesto en el museo de las pérdidas, como en un mapa de sensaciones por liberar, como el que mira fotos en navidad y las corrige de inmerecidos sobresaltos.
PASA UN AIRECILLO COMO DE DIOS
Sylvia Plath
Ante la abulia y el rostro del leñador pasan las
ciudades. Pasa un airecillo como de Dios, una mano
dispuesta a ordenar los caminos que ya se pierden con la memoria.
El leñador encuentra otro paisaje para la dureza
de ciertos árboles. Otro anhelo para la templanza de su corazón.
Su vida es como la hoja que cae y corre de Norte a Sur, de Este a Oeste,
llevando consigo una felicidad poco usual, cuando el martirio por segar es su
propia dulzura.
El leñador nuevamente percibe un airecillo como de
Dios, pero ante él pesan los instantes más crueles, pesa la pertinaz fatiga del
viandante y la irrepetible mirada de un niño, venida desde lejos.
EL JOVEN NOVICIO
—Dios presagia el camino. Piensa el joven novicio
cuando trata de borrar toda burla. Diariamente
va a la ermita y su obstinada labor es tocar una campana que
Dios no escucha. Sueña tras el hábito que la carne es carne y que
aun las manchas y la poca luz, persisten.
LA TRISTEZA ES UNA CANCIÓN QUE ENVILECE
Hay veces que la tristeza
tiene ojos de abismo y cara de búho maloliente. Semanas. Donde esa misma tristeza cava hondo y punza
lo furtivo. La tristeza es una canción que envilece.
Un (re) molino de agua, al que entras y del que no sabes salir.
Hay años y días, en que Edgar Allan Poe me recuerda, que la tristeza es
un cuervo que no se cansa de batir sus alas.
ASÍ EVOCO Y CELEBRO LA EXISTENCIA
Desde el
empinado terraplén no alcanzo a ver los árboles, no consigo tocar sus
hojas. No consigo retenerlos en el hoyo
inexacto de la nostalgia.
Solo los froto.
Extiendo
mis manos y rozo la madera, el piso en su propio terral, los bohíos ya raídos
por el escarnio. Era mi casa un vetusto nido de silencio, un
chapoteo de agua en tardes de tormentas.
Bajo el álamo rojo mi vida íntima se
violentaba a veces, no lo entendía, pero siempre me dejé arrastrar por la
dureza de unos cuerpos sin nombres sobre las piedras del río.
Así cantó la alondra el
éxtasis que asciende... Así evoco y celebro la existencia.
Vuelvo a mi isla, porque me pienso isla, porque me pienso himno en voz
de otros. Así alcanzo a ver los árboles, al Gastón
gris y aislado que incesante garabatea en la memoria.
Licenciado en Estudios Socioculturales por la
Universidad de La Habana. Poeta. Narrador. Ensayista. Editor. Escritor para
niños y jóvenes. Ha publicado los libros de poesía: Las tribulaciones de
Adán (1991), Contaminados por la sombra (1998), Sueño mágico
(Poesía para niños, 2002), Palabras hacia la noche (2005), Sótanos
con olor a brea (Editorial Letras Cubanas, 2014, Editorial Unos &
Otros, EUA, 2016), Historias para despertar (Poesía para jóvenes, 2017),
Donde los ojos lavan sus imágenes (2019). Como antólogo Espacio
mínimo (2008) y Lira al viento. Antología poética cubano-navarra
(Ediciones Eunate, España 2020). Su obra poética ha sido recogida en Dicionário de uso das preposicoes espanholas, segunda edición revisada y ampliada (Sindicato Nacional
dos Editores de Livros, Río de Janeiro, 2000), Los parques (Ediciones
Mecenas y Reina del Mar Editores, 2001), Antología de la poesía cósmica
cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2002), Selección
Poética. Concurso Internacional Nosside Caribe (Editorial Letras Cubanas,
2004), Esta cárcel de aire puro, Panorama de la décima cubana en el
siglo XX. II Parte (Casa Editora Abril, 2011), Poderosos pianos amarillos.
Poemas cubanos a Gastón Baquero (Ediciones La Luz, 2013), La calle que tú me
das. Homenaje a Antología Cercada. Cuadernos La Gueldera 2016, Las
Palmas de Gran Canaria. Centro Canario Estudios Caribeños –El Atlántico–,
España. Sus textos narrativos aparecen recopilados
en Nosotras dos, (Ediciones Unión, 2011), Una cala a la narrativa
cubana de hoy (Elefanta Editorial, México 2018). Su labor como poeta se ha reseñado en países como Rusia,
Brasil, Dinamarca, España, Venezuela, EUA, Alemania, México y Canadá. Ha
obtenido importantes premios nacionales e internacionales. Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
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