Antonio Arroyo Silva
Bahía Borinquen
van pensando en la guillotina de Robespierre el
discóbolo de Mirón y la incapacidad de los espacios paralelos de hilarse en sí
mismos reptan por la córnea
dudan y vuelven a esparcir un lagarto
de luz en el sombraje de ramas y su reproche a contraluz de un cirio
las realidades todas confluyen en el mismo bloque de mármol ahuecan el
volumen de músculo confluyen en dolor de carne y piedra
imagina el hollín del ojo seco cayendo del cincel las manos al golpear la
masa para darle forma buscando el latido de un eco
y entonces Rodin rodará en la cabeza pensativa
el olaje de inmenso crepitar chispas de espuma en las
rocas una hoguera blanca
en el pensamiento
viene ese bramido hechizante viene no viene
como el mar y luego inunda te lleva
al escollo no sabe adónde el escollo puede ser una página
sobre otra página pero no un palimpsesto lo de abajo lo ha
borrado el desgaste pero no otra forma de
alzar lo que está escrito sino una
desconocida insurrección contra la orilla
ya no espuma guindar dejar los pies colgando el cuello oscila los ojos saltan de sus caireles corren en busca de la innombrable
esfinge pero no
todo fue por fricción de olas y rocas no
un drama sino que la carnaza no olvida su proporción de agua y de roca y en esa
química entre la una y la otra solo queda en la arena un trazo del dolor un fuego
del olaje un fuego blanco que no arde sino grita
no grita
vimos otras palomas diferentes a las de juan ramón jiménez no en el oro no en la mies no en el oro de la mies del cielo de un instante infinito sino que eran indefinidamente un aleteo de pájaros en la plaza del poema la del pueblo su torre única a la vista única a la visión de la paloma el millo desde el hambre milenaria del pájaro sintáctico el pájaro urbano que corroe la piedra de la memoria tras la ingesta del público elemento verbal habla no incita al maíz sino al millo del límite del sustrato el oro que ilumina el hambre y la vista de la paloma única divergente
busco un lápiz que escriba al revés busco un revés donde el lápiz no
escriba escribir por si acaso en el
torrente del silencio donde las palabras se dicen en el quicio de sus entrañas ese labio invisible
esa boca que cuando se abre devora la vida en derredor y la trasmuta a lo que verdaderamente fue
quitar la máscara es callar
entonces ya no hay lápiz no hay búsqueda
todo por desdecir todo sin revés
y sin envés te espera en el olvido
hay un claror que se expande por el césped de la noche el faro de las películas en blanco y negro
sobre la obsidiana de un cielo en Brooklyn
una esquina de corcho repintada de sombra que despierta la imagen de un
rugir la lentitud del paso del bandido
y de pronto esa pantalla o sábana que viene tras el FIN ese garabato al arder el
celuloide del metraje
allá en la lentitud de los atardeceres
un blues permanece
date cuenta de que el destino no está en manos de nadie pero tampoco somos libres de hacer esto o lo otro date cuenta de que a las doce el alba es un
proyecto de vida demasiado lejano para asir los albaricoques del árbol del bien
y que el mal está seco debajo de la suela de tu zapato no habrá destino mientras disminuya el tamaño
del ocelo y el músculo se quede en alcanfor untado en articulaciones y
atmósferas curvas no sé cómo encontrar el hilo de Ariadna tan nombrado aunque
Ariadna pudo ser Coco Chanel y Coco Chanel quizás el fin del huso del azar del
uso
α
hace no sé cuántas páginas pasó por aquí mismo un lobezno asustado de ver
el rostro al animal feroz en el moverse de las aguas_______ahora los pergaminos
son las hojas de un árbol_________cayéndose y plegándose en la oscuridad de los
párpados y el lobo ya longevo de ser dicho se funde al tronco de su piel
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nos buscamos el miedo en otras cosas no tan sutiles____ahora el símbolo para el
caso es la realidad
ω
sufro la efervescencia de los dioses elevados al cubo de la basura de los
predios urbanos
calles blancas de ira porque la ira es blanca como la cal de los muros
calles de huesos triturados porque los huesos son la cal de la ira tirada
en la basura en el cubo de los dioses efímeros de la alabanza simplona entre
los dientes de la hiena del barrio pobre y la hiena de las casitas del barrio
alto tan blanquitas y celestitas
las cacatúas siempre repetirán lo mismo que uno diga y de pronto esta
costumbre se transforma en el siglo de las luces de la cacatúa y el lorito real
fundará su regia realidad sobre las cagadas de moscas que lustran el patio de
los poetas
en el sueño o quizás en otra realidad vi esas flores suspendidos de un
gancho en macetas de arcilla rojo de carne contra rojez del deslumbramiento los
geranios me hablan de una sed que no es mía una sed de salitre alojada en el
límite del verdor de sus hojas que me incita a la seda de pensar más allá del
propio pensamiento
érase entonces un muro blanco de cal con macetas de geranios encendidos
érase una visión tan simple que iba más allá de la pura abstracción
érase un rojo intenso que fue tomando la forma de geranios extendidos al
canto del gorrión
conste para la gloria efímera de quien percibe el código secreto de lo
que se muestra ante los ojos
en la vigilia o en el duermevela los geranios semejan bestias de fábula
que despojan la mirada del objeto de su miraje
ese chocar entre sí las sustancias de distintos objetos cuando llega la
palabra y los quita de sus caireles habituales
escucha el tintineo del cristal y la manzana escucha ahora su amor
confeso el nácar prolongado en la garganta del brillo.
no pienses en la manzana ni en el cristal piensa en el huracán
consecutivo (qué ocurriría alrededor de esa reverberación) y procura que la
onda te arrastre hasta donde ni podrías soñar
(ningún sueño distinto
bajo el mismo sol)
este encontrarse entonces palabras sangrantes huecas enemigas en tal contienda te traen de
nuevo a lo concreto: tomas una manzana del frutero se cae choca y el hambre
queda suspendida
alguien de cuerpo presente en el cuarto contiguo a la cocina la madre
llora
y uno pensando en el emperador de los helados, mientras el poema te va
dejando en eclipse total
ANTONIO ARROYO
SILVA
Nacido
en Santa Cruz de La Palma en 1957, es Licenciado en Filología Hispánica por la
Universidad de la Laguna. Ha sido colaborador de revistas nacionales e
internacionales. Ha publicado libros
de poemas: Las metamorfosis, Esquina Paradise, Caballo de la
luz, Symphonia, No dejes que el arquero, Sísifo Sol, Subirse a la luz. Antología esencial 1982-2014, (español-rumano), Poética de Esther Hughes, Mis íntimas
enemistades, Ardentía y Fila cero. Las plaquettes Material de nube y Un paseo bajo los flamboyanes. En ensayo, La palabra devagar. Ha participado en varios festivales
internacionales de poesía como la «XXII Cita en Berlín», invitado por la
Universidad Humboldt como representante de NACE. Es miembro de la Nueva
Asociación Canaria de Escritores (NACE). Premio Hispanoamericano de Poesía «Juan Ramón Jiménez» 2018 por Las horas muertas.
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